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Crisis de pánico

  • Foto del escritor: Barbara Bornscheuer
    Barbara Bornscheuer
  • 18 jun 2024
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 27 ene





¿Qué son las crisis de pánico? ¿Cómo se viven?

 ¿Cómo ayudar a quien las sufre?





¿Qué son?

Las crisis de pánico (ataque de pánico, crisis de angustia o crisis de ansiedad) son episodios de alto nivel de angustia que aparecen bruscamente con sintomatología física intensa. Suelen vivirse con taquicardia, sudoración, sensación de ahogo, dolor de pecho, adormecimiento del cuerpo, mareo o nauseas, y, por sobre todo, con mucha angustia y miedo intenso. Sentir angustia es normal ya que es una emoción relacionada a una señal de peligro o amenaza, pero, en este caso, el monto de angustia es tal que deja de ser adaptativo debido a que la sintomatología física se siente muy desagradable y genera un miedo intenso a perder el control, volverse loco, perder la consciencia e incluso morir.

Quienes las padecen sin ser conscientes de qué es lo que les pasa, suelen pensar que sufrirán un infarto, por ejemplo, y terminan yendo a urgencias. Otros se acostumbran a sufrirlas tortuosamente en silencio, y otros, ya conscientes de lo que padecen, comienzan a evitar situaciones o lugares por miedo a que les venga una crisis (agorafobia).

Una crisis de pánico puede ser un hecho aislado en la vida o aparecer de forma reiterada pasando a configurar un trastorno de pánico. Los trastornos de pánico están dentro de la categoría de trastornos ansiosos por lo que suelen presentarse en personas con alto nivel de ansiedad o con otros trastornos ansiosos como ansiedad generalizada, fobias o TOCS.


¿Por qué ocurren?

Las crisis pueden ocurrir porque el cuerpo decide expresar lo que verbalmente no se ha expresado. Puede que se gatillen por estar enfrentando algo que se siente muy amenazante e imposible de tramitar, o por acumular durante un mucho tiempo pequeños montos de angustia no expresada, hasta que el cuerpo busca la manera de descargar. Es común escuchar a pacientes que las padecen decir que no les gusta hablar de si mismos, que mantienen muchos secretos, una historia no elaborada, o que les cuesta identificar lo que les pasa.

Las crisis paralizan a la persona como si el cuerpo nos dijera "Para! No te voy a dejar seguir así" o "Mira! Algo te pasa y no lo has querido enfrentar". Al ser el cuerpo el que está botando la ansiedad, resulta como una “descarga eléctrica” que puede dejar a la persona agotada física y mentalmente. Muchos aprenden a vivir con las crisis y desarrollan sus propias estrategias para enfrentarlas. El problema es que esto no hace que se sientan mejor. Cuando no las tratamos, la mente se acostumbra a funcionar así, por lo que frente a cualquier situación angustiante o elemento asociado a ese estimulo ansiógeno original, se vuelven a gatillar. La mente se acostumbra a que esa es su forma fácil de descarga!


¿Cómo ayudar a alguien que está en crisis o muy angustiado?

Quien está con tal monto de angustia está muy activado emocionalmente lo cual le impide razonar con claridad; se siente horrible y cree que lo que le está pasando no terminará nunca. Por ello, la persona necesita ser contenido y acompañado. ¿Te has fijado que algo puede darnos mucho miedo, pero el hecho de que haya alguien con nosotros lo hace menos amenazante?

Contener no implica necesariamente abrazar o invadir físicamente al otro; hay que mantener la calma y transmitirle seguridad, y explicándole que todo estará bien. La persona en crisis cree que realmente le pasará algo, no está pensando con claridad, por lo que quien quiera ayudar debe funcionar como su “cerebro auxiliar” pensando y verbalizando por él: “Tranquilo, todo está bien, no te va a pasar nada, esto ya lo has sentido antes, dura poquito, estoy aquí contigo”, etc.

Los altos montos de angustia y/o miedo hacen que la persona solo esté enfocada en sus pensamientos y sensaciones, o sea, en su realidad interna, y, para sacarlo de ese estado, necesitamos volverlo a la “realidad”, al mundo externo. Además, la angustia se vive sin tiempo (se siente que nunca terminará, se pierde la noción del tiempo) por lo que hay que tratar de sacar a la persona de la escena en la que está. Para ello puedo tocarlo, darle indicaciones, sacarlo del lugar, tomarle firmemente las manos, distraerlo, llevarlo a tomar aire etc., cualquier cosa que lo vuelva a conectar con el entorno real. Por otro lado, hay que enviarle señales al cuerpo de que todo está bien. Lo más a mano siempre es la respiración; si respiro profundo y pausado, mi mente creerá que no hay peligro, bajará la ansiedad y mi cuerpo se regulará.


¿Cómo se tratan?

Las crisis de pánico tienen cura y esta se logra con psicoterapia. Según la gravedad, suele trabajarse también con tratamiento psiquiátrico/farmacológico para que el paciente mantenga controlado el nivel de ansiedad y pueda recurrir a algún medicamento en caso de crisis. Esto último también ayudará a prevenir que el mismo miedo a que vuelvan las crisis y no tener nada que la detenga, sea el gatillante de una.



Si estás sufriendo crisis de pánico o crees sentir algo parecido, no dudes en consultar. Quienes las han sentido saben lo horrible que se siente, lo inhabilitante que pueden ser, y es importante aprender a vivir con ellas mientras se busca su cura definitiva. Hay que evaluar siempre el caso a caso, identificar si efectivamente son crisis de angustia, cómo son las de ese paciente en particular, y analizar qué las gatilla. Recuerda que si no se tratan, el cuerpo se acostumbrará a reaccionar con crisis y estas irán en aumento. Cada paciente es único y, por lo tanto, debe tratarse como tal, poniendo en contexto lo que le ocurre, considerando sus antecedentes, sus recursos personales, y entendiéndolo desde su vivencia personal.



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Si quieres leer más sobre las emociones puedes ir al blog acá.



Es común ver a algunos pacientes que las viven en silencio y durante muchos años. Este caso se ve muy bien representado en la serie "This is us" por el personaje de Randall.

 
 
 

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