Material psicoeducativo y de reflexión
En esta sección podrás encontrar material psicoeducativo respecto a temas de interés común y que suelen aparecer en psicoterapia, ya sea como parte del motivo de consulta que trae el paciente, o como tema latente tras este. La idea es que este contenido llame a la reflexión y psicoeducación.

Importancia de la psicoeducación
Saber lo que nos pasa genera alivio, más aún si el poder identificarlo conlleva que podamos expresar lo que estamos sintiendo. Así, al vernos reflejados en lo que leemos, nos sentimos más seguros y acompañados.
Entre más herramientas y conocimientos tengamos sobre salud mental, más podremos conocernos, autorregularnos, y adaptarnos. Todo lo anterior contribuirá a mejorar nuestro bienestar y salud mental.
La psicoeducación permite identificar señales de alerta para no caer en autoengaños ni tender a patologizar todo o normalizarlo. Además, nos entregará herramientas para lidiar con lo que estamos viviendo mientras no desarrollemos un cambio profundo o encontremos la cura.
En el ejercicio de revisar material, se puede tomar consciencia de nuestro estado mental y así pedir ayuda en caso de detectar algo que nos preocupe.
Para reflexionar: culpa, autoaceptación y cambio
Este video nos muestra una escena de la serie "Breaking Bad" que habla sobre la baja autoestima, la falta autoaceptación y los sentimientos de culpa, reflejados en la voz interior que acompaña a quien lo sufre. En ella vemos a Jesse, un traficante poliadicto atormentado por todo el daño que ha hecho, que vive intoxicado en drogas para poder aplacar esa voz que lo atormenta. Jesse asiste por primera vez a terapia grupal en contexto de rehabilitación de drogas. Esta es solo una de las cientos de escenas que incluyen temas psicológicos en el contexto de, en mi opinión, una de las mejores series.
Para reflexionar: el abuso en todos sus niveles y formas
La serie basada en hechos reales, "Bebé Reno" de Netflix, no ha pasado desapercibida. Por mi parte, no pude elegir una escena para destacar ya que creo que toda la serie te mantiene en constante reflexión. En mi opinión, están tan bien interpretados los personajes que se transmite la angustia del tema. Además, es muy interesante que hayan incluido las reflexiones posteriores del protagonista tratando de comprender las razones tras sus decisiones. Bebé Reno es un caso de abuso en todos sus tipos y niveles. Nos muestra de manera cruda pero muy realista los fenómenos relacionados a una relación abusiva, las consecuencias del abuso sexual y violación, el perfil de la víctima y victimario, y la dinámica enfermiza que se da entre los involucrados. Además, toca el tema de la adicción, los prejuicios sociales, la normalización del tema, y la revictimización a la que somete el nefasto sistema, al parecer a nivel mundial. Invito a verla y sacar sus propias conclusiones, no desde la crítica y el juicio, sino desde la empatía y curiosidad sobre el funcionamiento de la mente humana.


Temas de interés
Depresión y diagnóstico

¿Cuál es la importancia de diagnosticar y de comunicar (o no) el diagnóstico? ¿Cómo se ven los criterios diagnósticos de la depresión según la mirada del paciente? Si deseamos categorizar y distinguir lo que es “normal” o "sano" de lo que no, nos basamos en manuales diagnósticos que entregan los criterios para diagnosticar ciertas condiciones o trastornos. Desde mi perspectiva, un diagnostico no es más que el nombre que recibe un conjunto síntomas y signos presentados por alguien en un determinado momento, en el sentido de que debemos cuidar basarnos únicamente en esa categorización, generalizando a los pacientes. Cada diagnóstico se presenta distinto según el paciente. Si bien hay casos "de libro", los tratamientos nunca lo son. Además, todos presentamos síntomas en alguna medida, sin que esto alcance a configurar un diagnóstico. Nombrar y categorizar es necesario en ocasiones, pero para la psicoterapia no será el foco. ¿De qué manera integro el diagnóstico en la psicoterapia? Un diagnóstico entrega lineamientos y un pronóstico para el tratamiento (especialmente desde lo psiquiátrico). Tener un diagnóstico claro permite ponerle nombre a lo que padecemos, externalizarlo, y comprender las razones trás el sentir y actuar. En terapia tratamos el diagnóstico teniendo en cuenta que problamente este va a evolucionar o cambiar. Por eso hablamos de hipótesis diagnósticas e hipótesis comprensivas. Por ej.: Puede ocurrir que tras la sintomatología depresiva se esconda otro trastorno o condición, que recién se hace evidente al eliminarse los síntomas depresivos agudos. También puede pasar que estemos viendo sintomatología depresiva y pensar inmediatemente en un trastorno depresivo, pero al poco tiempo, el paciente muestra un viraje hacia lo maníaco, lo cual nos hace cambiar el diagnostico a un trastorno bipolar. Así mismo, suelen confundirse rasgos de personalidad con síntomas, lo cual es importante distinguir para tener en cuenta en la psicoterapia. No siempre hay un diagnóstico y tampoco se requiere uno para iniciar un proceso psicoterapéutico; hay que tener cuidado en sobrepatologizar o sobrediagnosticar. Es frecuente ver pacientes agobiados o con desesperanza frente a un diagnostico entregado en una sola sesión, o muy frustrados porque no les hace sentido lo que les dicen tener. El diagnóstico debiera ser un proceso, así como lo es la evaluación y la psicoterapia. ¡Cuántos pacientes vemos medicados y diagnosticados con depresión, cuando, al ahondar, detectamos que están atravesando un duelo y que, por lo tanto, su sintomatolgía es esperable y transitoria! El tratamiento psiquiátrico/farmacológico es un buen aliado de la psicoterapia y muchas veces fundamental, pero medicar en exceso o cuando no es estrictamente necesario "tapa" los síntomas creando una falsa sensación de cura. También puede ocurrir lo contrario, que un paciente lleve años sin un diagnóstico, creyendo ser él el problema "siempre he sido así" (irritable, melancóloco, apático, etc.). Esta frase da cuenta que la persona se ha apropiado del síntoma, lo ha hecho suyo para poder convivir con él, sin ser consciente de lo perjudicial que puede ser. He ahí la importancia de ser evaluados, de conocer lo que padecemos, más allá del nombre que eso reciba. El diagnóstico es un descubrimiento en conjunto que requiere ir acompañado de psicoeducación para evitar etiquetas y prejuicios, y para que el paciente el paciente no se refugie en él como “excusa” para no cambiar. La idea es trabajar en cómo es PARA MI estar con depresión y QUÉ PUEDO HACER YO con ello. De acuerdo a los criterios diagnósticos (DSM V), un trastorno depresivo se caracteriza por: A. Cinco (o más) de los síntomas siguientes que han estado presentes durante el mismo período de dos semanas y representan un cambio del funcionamiento previo; al menos uno de los síntomas es (1) estado de ánimo deprimido o (2) pérdida de interés o de placer. 1. Estado de ánimo deprimido la mayor parte del día, casi todos los días (p. ej., se siente triste, vacío, sin esperanza) o de la observación por parte de otras personas (p. ej., se le ve lloroso). (Nota: hay quienes expresan el ánimo deprimido desde la apatía o irritabilidad) 2. Disminución importante del interés o el placer por todas o casi todas las actividades la mayor parte del día, casi todos los días. (Anhedonia: Incapacidad de disfrutar) 3. Cambios notorios en el peso sin hacer dieta, o cambios en el apetito (disminución y/o aumento del apetito casi todos los días). 4. Insomnio o hipersomnio. 5. Agitación o retraso psicomotor (observable por parte de otros; no simplemente la sensación subjetiva de inquietud o de enlentecimiento). 6. Fatiga o pérdida de energía casi todos los días. 7. Sentimiento de inutilidad o culpabilidad excesiva o inapropiada (que puede ser delirante). (No simplemente el autorreproche por estar enfermo). 8. Disminución de la capacidad para pensar o concentrarse, o para tomar decisiones. 9. Pensamientos de muerte recurrentes, ideas suicidas, recurrentes sin un plan determinado, intento de suicidio o un plan específico para llevarlo a cabo. (Pueden manifestarse como pensamientos intrusivos, fantasías con respecto a morir, autolesiones o pensamientos respecto a dañarse). B. Los síntomas causan malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento. C. El episodio no se puede atribuir a los efectos fisiológicos de una sustancia o de otra afección médica. D. El episodio de depresión mayor no se explica mejor por un trastorno esquizoafectivo, esquizofrenia, un trastorno esquizofreniforme, trastorno delirante, u otro trastorno especificado o no especificado del espectro de la esquizofrenia y otros trastornos psicóticos. E. Nunca ha habido un episodio maníaco o hipomaníaco. ¿Cómo suelen ser presentados los síntomas por los pacientes? Muchas veces los síntomas se esconden en algunas frases que describen mucho mejor cómo es vivir ese síntoma. Algunos ejemplos: -“A veces tengo ganas de no despertar más” “Me gustaría agarrar mis cosas y desaparecer” (Observación de ideas de muerte) - "No puedo levantarme, es como si me estuvieran aplastando sobre la cama". - "Todo me pesa" (descripción de la anergia, fatiga, desmotivación, etc.) - "Todo me da lata" "Nada me entretiene" (anhedonia) - "Me da lo mismo" "No me importa nada" "Estoy mejor solo" (apatía). La psicoterapia buscará, por tanto, subjetivizar los síntomas y comprender a qué se debe la instalación de estos. También buscaremos maneras más sanas y adaptativas de lidiar con ellos. Y, a mediano largo plazo, nuestro objetivo será curarlos. El síntoma tiene una función que es instalarse como una manera de hacer frente el problema, sin resolverlo. El síntoma desde el psicoanálisis, no es el problema. Así como la fiebre, hay que controlarlo, pero es lo que nos muestra que hay un problema, y, por lo tanto, puede ser el punto desde donde comenzamos a trabajar.
Sexualidad consciente

Desde mi experiencia clínica he visto dos grandes temas que, aunque nos hagamos los locos, dejan en evidencia nuestra salud mental. Si bien estos no suelen ser el motivo de consulta principal, están presentes como signo o síntoma dentro del cuadro del paciente, o terminan eventualmente apareciendo en la psicoterapia. Estos son: cómo dormimos y cómo vivimos la sexualidad. En esta ocasión elijo material sobre la sexualidad porque no hay persona (y, por tanto, pareja) que no tenga o haya tenido algún “tema” con ello. La sexualidad está relacionada con todo: autoestima, relación con el cuerpo, crianza, experiencias, comunicación, identidad, etc. Por ej.: estrés = impotencia sexual, crianza culposa = imposibilidad de disfrutar, bajo deseo sexual = sintomatolgía depresiva, etc. Hay tantas formas de vivir la sexualidad como tantas personas habemos, pero tenemos temas tabú en común que, si conocieramos más, podrían hacernos más conscientes de nuestra sexualidad y mejorar nuestra experiencia. Para ahondar en este tema, elegí un video que lo analiza desde los factores que condicionan negativamente cómo vivimos la sexualidad y que la han hecho muchas veces un problema. Entre los temas que trata esta conferencia encontrarás: - La falta de educación sexual. - El impacto de la socidad: culpa, religión, mitos, prejuicios, machismo etc. - La biología, lo “animal” de pensar que sexo es penetración. - La cotidaneidad, búsqueda de inmediatez, y nivel de estrés al que estamos sometidos. - Las falsas expectativas. - La mala comunicación. Borja Vilaseca nos ilustra con humor y un lenguaje muy amigable temas en que todos podemos sentirnos identificados. Te invito a verlo solo o en pareja para reflexionar al respecto.
Crisis de pánico

¿Qué son las crisis de pánico? ¿Cómo se viven? ¿Cómo ayudar a quien las sufre? Las crisis de pánico (ataque de pánico, crisis de angustia, crisis de ansiedad) son episodios de alto nivel de angustia que aparecen bruscamente con sintomatología física intensa. Suele vivirse con taquicardia, sudoración, sensación de ahogo, dolor de pecho, adormecimiento de alguna parte del cuerpo, mareo, nauseas etc., y, sobre todo, mucha angustia y miedo intenso (a que pase algo, a volverse loco, a perder la consciencia o morir). Quienes no son conscientes de lo que están viviendo, suelen pensar que sufrirán un paro cardíaco o alguna enfermedad, y terminan yendo a urgencias. Otros, ya conscientes de lo que padecen, pueden comenzar a evitar situaciones o lugares por miedo a que les venga una crisis. Las crisis suelen ocurrir porque el cuerpo decide encargarse de expresar lo que se está sintiendo ya que verbalmente no se ha podido expresar. Puede que se gatillen por estar enfrentando algo que se siente muy amenazante e imposible de tramitar, o porque durante un mucho tiempo se ha ido acumulando pequeños montos de angustia sin poder expresarla hasta que el cuerpo busca la manera de descargar. Funcionan paralizando a la persona, como un cierto “reseteo”. Al ser el cuerpo el que está botando la ansiedad, es como “descarga eléctrica”que deja a la persona agotada físicamente y mentalmente. Muchos aprenden a vivir con las crisis de pánico y desarrollan sus propias estrategias para enfrentarlas. El problema es que esto no hace que se sientan mejor. Cuando no las tratamos, la mente se acostumbra a funcionar así, por lo que frente a cualquier situación angustiante o elemento asociado a ese estimulo ansiógeno original, se vuelven a gatillar. La mente se acostumbra a que esa es su forma fácil de descarga! Una crisis de pánico puede ser un hecho aislado en la vida o aparecer de forma reiterada, pasando a configurar un trastorno de pánico. ¿Cómo ayudar a alguien que está viviendo una crisis o que está muy angustiado? Quien está con tal monto de angustia está muy activado emocionalmente lo cual le impide razonar con claridad. Quien la padece se siente horrible y necesita ser contenido y acompañado. Esto no implica necesariamente abrazar o invadir al otro. Hay que mantener la calma y transmitirle seguridad, ayudándolo a respirar profundo, guiándo su respiración, y expliciándole que todo estará bien. La persona en crisis cree realmente que le pasará algo, está irracional, por lo que quien quiera ayudar debe funcionar como su “cerebro auxiliar”, pensar y verbalizar por él. “Tranquilo, todo está bien, no te va a pasar nada, esto ya lo has sentido antes, dura poquito, estoy aquí contigo”, etc. Por otro lado, y esto puede hacerse solos también, hay que enviarle señales al cuerpo de que todo está bien. Lo más a mano siempre es la respiración. Si respiro profundo y pausado, mi mente creerá que no hay peligro y se regulará. En ese momento, la angustia y el miedo hacen que la persona solo esté enfocada en sus pensamientos y sensaciones, o sea, en su realidad interna, y necesitamos volverlo a la “realidad”, al mundo externo, para sacarlo de ese estado. Para ello puedo tocarla, tomarle firmemente las manos, distraerlo, llevarla a tomar aire etc., cualquier cosa que lo vuelva a conectar con el entorno real. Las crisis de pánico tienen cura y esta se logra con psicoterapia. Según la gravedad, suele trabajarse también con tratamiento psiquiátrico para que el paciente mantenga controlado el nivel de ansiedad y pueda recurrir a algún medicamento como SOS en casos de crisis. Esto último también ayudará a prevenir que el mismo miedo a que vuelvan las crisis, sea el gatillante de una.
Psicoterapia psicoanalítica

Podemos entender la psicoterapia como un tratamiento para la salud mental. El tratamiento puede estar basado en distintas teorías, y esto es lo que se llama la orientación o enfoque de la terapia. La psicoterapia de orientación psicoanalítica es una forma de terapia psicológica basada en los principios del psicoanálisis. Su objetivo es ayudar a los pacientes a explorar y comprender los procesos mentales inconscientes que pueden estar afectando su conducta y patrones de pensamiento. Pero, ¿en qué se basa el psicoanálisis? - En que existen contenidos y procesos inconscientes, entre ellos mecanismos de defensa, que fueron formados en algún minuto para enfrentar la realidad, y que hoy pueden estar limitándonos sin que nos demos cuenta. - En que todos tenemos un conflicto intrapsíquico central, es decir, un conflicto entre fuerzas del consciente e inconsciente, que genera angustia e interviene, sin darnos en cuenta, en la forma repetitiva de actuar. - En que durante la infancia temprana desarrollamos patrones de apego que determinan en parte nuestra personalidad, nuestra capacidad de autorregularnos, nuestras elecciones de objeto, y la forma de relacionarnos en la vida adulta. - En que tenemos un relato de nuestra historia que es posible reelaborar en la adultez, y procesar aquello que en su minuto no fuimos capaces de hacer. - En que tenemos una estructura de personalidad, una base que determina nuestro modo de funcionamiento, que es estable en el tiempo, y sobre la cual podemos trabajar. Durante la terapia, el paciente trabaja en colaboración con el terapeuta para examinar sus emociones y pensamientos, lo que le permite obtener una mayor comprensión de sí mismo. Se busca que el paciente modifique factores individuales que se ven o han visto involucrados en la génesis de algún sufrimiento psicológico particular. En breve, la psicoterapia de enfoque psicoanalítico tiene como meta comprender para curar. En este espacio buscaremos: - Comprender lo que estamos viviendo, y los por qué de nuestro funcionamiento. Comprender por qué funcionamos de la manera en que lo hacemos genera alivio y abre la puerta a la resignificación y al cambio. - Lograr un despliegue de emociones. Poder identificarlas permite poder expresarlas con palabras, evitando la somatización, así como entendernos y validar lo que sentimos. - Aliviar el malestar apuntando a la remisión de síntomas. - Promover la capacidad de introspección y reflexión para aumentar nuestro autoconocimiento. Entre más nos conocemos, más nos podemos autorregular y adaptar. Además, el autoconocimiento mejorará nuestra resolución de conflictos y eficiencia. - Entender el impacto que tienen nuestras vivencias subjetivas en nuestro pensar, sentir, y actuar. - Conocer nuestros los rasgos de personalidad y flexibilizarlos en casos de rigidez para que nos limiten o perjudiquen. - Lograr una identidad más integrada que permita conocer nuestras capacidades y dificultades, y vernos a nosotros y a otros de una manera más integral y objetiva. - Tener una relación sana con nosotros mismos y con el entorno. - Encontrar otras maneras de vivir con el dolor y el conflicto. Todo lo anterior se logra a través de la palabra. La mente es lenguaje, por lo tanto, desde este podemos cambiarla.

"Pasan los días y sigo sintiéndome igual"
Sobre la expectativa de la terapia y el proceso de cambio.
Pacientes que han comenzado recientemente una psicoterapia suelen, con frustración o queja, señalar “Siento que estoy peor” “Todo sigue igual”. Durante las primeras sesiones hay pacientes que sienten mucho alivio, pero otros pueden sentirse igual (incluso peor!). Esto es esperable cuando el paciente empieza a enfrentar la realidad y a desahogar el sentir que tuvo contenido por mucho tiempo. Hablar del tema con alguien lo hace real, y eso puede generar sentimientos de vulnerabilidad.
Cuando se asiste a terapia se tiene una fantasía de cura, es decir, una idea de cómo será sanar. Esta idea puede ser consciente o no, pero está instalada pudiendo frustrar mucho al paciente si no coincide con lo que esperaba. No alcanzar esa expectativa se vive como un autorreproche a la propia imagen o como una insuficiencia para el otro, lo cual genera tristeza y ansiedad. La ansiedad por lograr un cambio nos mantiene expectante de resultados y eso impide enfocarnos en el proceso (sobre todo en pacientes que consultan por ansiedad!). Lo anterior puede implicar que aparezcan quejas contra el psicólogo y el proceso, e incluso que se abandone la psicoterapia.
Si bien pareciera que no se está avanzando porque el paciente se siente igual, hay que tener en cuenta que los cambios en el sentir toman tiempo. ¡Se puede llevar toda la vida funcionando de una manera, entonces no conocemos otra forma y nos incomoda salir de esta "zona de confort" aunque sea esta misma la que nos está perjudicando. Primero se suelen experimentar cambios puntuales y alivio momentáneo, y luego cambios en la forma en que se ven las cosas. Los cambios más profundos se ven a largo plazo.
Por otra parte, puede estar pasando que el paciente no ve los cambios o no los identifica como tal porque sigue sintiendo dolor. Por ejemplo, no valora que el hecho de estar atreviéndose a hablar ya es más de lo que se venía haciendo, o puede pensar que pasar de la rabia a la tristeza es un retroceso, sin embargo, esto es un avance. El terapeuta, desde afuera, sí logra ver los cambios y le mostrará, por ejemplo que, si bien la tristeza sigue presente, está pudiendo hacer muchas cosas que antes no podía, aún con la tristeza, y eso es estar cambiando.