¿Tristeza, melancolía, duelo o depresión?
- Barbara Bornscheuer
- 5 jul 2024
- 5 Min. de lectura

La tristeza, la melancolía, el duelo y la depresión son términos que suelen confundirse, ya que todos comparten algo en común: el dolor. Además, todos tienen relación con la pérdida en algún sentido, y todos se pueden vivir juntos, separados o transitándose entre ellos. Por esto, es importante mencionar algunas consideraciones sobre cada uno para tener una idea de cuándo son normales y esperables, y cuándo pueden ser preocupantes o patológicos.
Tristeza: la tristeza es una emoción y, como todas las emociones, es totalmente normal de sentirla. Es una respuesta física y psicológica a algo que ocurre en la vida o en nuestra mente. Podemos ser conscientes de la razón de nuestra tristeza o no, pero esta nos está advirtiendo que algo se perdió. En esos casos lo raro sería no sentir tristeza. La función de las emociones es adaptativa, siendo la tristeza la que permite negociar con la realidad, repensarla, analizarla, aprender de ella, asumirla.
La tristeza es parte de la vida, pero si esta es sobredimensionada o sostenida en el tiempo, si no deja funcionar ni disfrutar pasa a ser un síntoma.
¿Por qué es importante la pena? ¿Qué función tienen las emociones? ¿Cómo se trabajan en psicoterapia? Todas esas preguntas puedes responderlas aquí.
Melancolía: La melancolía es el sentimiento de tristeza sostenido en el tiempo. Es un estado constante, flotante, que insiste como por detrás de la emoción del momento. Pacientes la describen como un "sobrepensar en lo que no es", como una “añoranza del pasado" o de lo que no fue, como estar “estancado en un dolor leve” que “impide estar al 100” y que conlleva un “sin sentido” del presente.
Cuando alguien siente melancolía está sufriendo por algo que ya no puede tener. Pero, ¿Por qué se permanece en ese estado aun siendo conscientes de la pérdida o de que este estado cansa/daña? Una forma de ver la melancolía es como un dolor “permitido” que termina acompañando a quien lo siente, y “tolerable” porque está puesto en el otro, o sea, hace pensar en lo que tuve (o no) responsabilizando a otro de no tenerlo hoy. Entonces, en la melancolía insiste ese pensamiento en aquello que ya no está como si aquello determinara todo lo que se vive y siente hoy. Esta forma de entenderla, plantearía que es tanto lo que se piensa en aquello perdido, que permite sentirlo como si aún existiera, como si aún perteneciera, aunque sea pensándolo desde lo negativo. Por lo tanto, podríamos decir que es una manera de no aceptar el presente.
¿Cuándo pasa la melancolía a ser patológica? Hay personalidades más melancólicas que otras, que encuentran en ese sentir un goce, pero cuando esta se instala de manera permanente pudiendo derivar en una depresión o cuando estanca en el pasado impidiendo vivir el presente, disfrutarlo y avanzar, hablamos de un síntoma a tratar.
Duelo:
El duelo es la tramitación de algo que se perdió y, por tanto, de algo que cambió en mi. Ese algo puede ser claro y real, o ser inconsciente sin nosotros tener noción de que lo que ocurrió implica una pérdida. No significa necesariamente una muerte; puede ser un quiebre sentimental, un despido del trabajo, un abandono, dejar algo que formaba parte de mi vida, etc.
En el duelo, el objeto amado ya no está y eso es lo que duele. En la depresión en cambio el dolor va más allá de lo pérdida; es la vida la que duele, el dolor se ha vuelto sobre uno mismo. El duelo es normal, esperable y necesario, y en él podemos encontrar la tristeza y melancolía. En la psicoterapia se distinguen estos y se indaga para identificar cuál es esa pérdida.
Si bien cada caso es distinto y no existen tiempos ni formas de vivir un duelo, los manuales diagnósticos tratan de describir cuándo este podría considerarse patológico llamándolo: Trastorno por duelo prolongado (Criterios DSM V)
Para el diagnóstico de duelo prolongado, la respuesta al duelo dura un año o más y es persistente, generalizada y excede las normas culturales (no es socialmente “normal”, no permite que la persona se adapte o sea funcional). También debe acompañarse de 3 o más de los siguientes elementos que cause angustia o discapacidad:
· Sensación de alteración de la identidad (p. ej., sensación de que parte de uno mismo ha muerto)
· Marcada falta de creencia en la muerte
· Evitar los recordatorios de la pérdida
· Dolor emocional intenso relacionado con la muerte
· Dificultad para participar en la vida cotidiana
· Entumecimiento emocional
· Sentimientos de falta de sentido
· Soledad intensa
Depresión:
En la depresión el mundo pierde el sentido, vivir es doloroso, y el desprecio se vuelca a uno mismo. Se suele vivir con culpa, con desesperanza, con pensamientos de no poder o no querer más. Se pierde la energía, la motivación, las ganas de vivir, y, sobre todo, la capacidad de disfrutar.
Si bien cada caso es particular, hay veces en que se recurre a manuales diagnósticos para precisar el tipo de trastorno del ánimo, especialmente a la hora de tratar psiquiátricamente. A grandes rasgos la depresión se relaciona con:
- Disminución de la concentración, de la memoria y la toma de decisión.
- Disfunción psicomotora: lentitud, anergia, cansancio en exceso.
- Anhedonia o incapacidad de disfrutar. Esta puede incluir el dejar de hacer cosas que antes se disfrutaban.
- Desánimo generalizado la mayor parte del día, sensación de vacío, angustia, sentimiento de inutilidad, soledad y/o culpa.
- Trastornos del sueño: hipersomnia o insomnio.
- Baja o aumento de peso considerable.
- Ideas de muerte, pensamientos suicidas y/o intentos por hacerse daño o suicidarse.
Hay pacientes que evidencian su estado anímico en su rostro, en sus movimientos, con llanto o directamente verbalizándolo. Esto sería el caso “clásico” con el asociamos a alguien con depresión. Sin embargo, la depresión puede pasar totalmente desapercibida cuando el calvario se vive internamente y se sigue funcionando y cumpliendo con normalidad. También hay casos en que la sintomatología depresiva se expresan desde la irritabilidad, la rabia, la apatía y el aplanamiento afectivo, pasando también de forma más desapercibida o confundiéndose con rasgos de personalidad.
El tratamiento para la depresión es la psicoterapia, en ocasiones en conjunto con tratamiento psiquiátrico/farmacológico. La terapia ofrece un espacio seguro para sentir, comprender el origen del dolor, y poder tramitarlo y encontrar formas mas sanas o tolerables de vivir con él. Al trabajar las causas identificadas en las vivencias e interpretaciones de la persona, estas se puede resignificar y, si bien hay temas que nunca dejaran de ser dolorosos, podremos acogerlos, aliviarlos y lograr que no sean un impedimento para seguir.
Cada emoción y vivencia está asociada a otra y tiende, por lo que una vivencia puede despertar otras antiguas. Por ejemplo, el duelo suele revivir duelos anteriores, especialmente aquellos no tratados/superados, lo que explica que a veces el duelo actual se viva muy intensamente, de forma desproporcionada según el propio paciente, o persistir aún cuando la pérdida actual se haya superado.
La pena hay que vivirla, la melancolía hay que limitarla, el duelo atravesarlo, y la depresión tratarla.
Si estás experimento alguno de estos dolores y sientes que no lo puedes controlar, que se ha vuelto intolerable o que ha persistido en el tiempo y está trayendo un malestar significativo, te sugiero consultar con un psicólogo.
Los videos incluidos en el blog muestran escenas de ficción o conferencias realizadas por terceros que, si bien pueden estar basadas en evidencia científica y pueden reflejar realidades, no demuestran una verdad absoluta. Por su parte, los textos del blog están escritos por mí, en base a mi formación y experiencia clínica.
Cada persona es única y, por tanto, los casos deben ser analizados según contexto, historia, antecedentes, personalidad, etc. Para ello está la evaluación psicológica y psicoterapia, espacio que se centra en la individualidad y subjetividad del paciente.
Comments